He estado en los caminos, deambulando noches y en la misma quietud y serenidad fui cautivada por las estrellas.
Me senté en el palco del firmamento a beber la savia de la naturaleza creí tener el mundo en mis manos, creí tener la fortaleza para cargar en mis hombros esta pesada carga y fue en vano.
Seguí con la mirada atenta las luces que se plantaban a lo lejos, divise la luna que me invitaba a soñar.
Soñé, si lo hice,
soñé con el sol abrazando recuerdos y con el mar esperando la poesía y soñé con mis manos abrazando tesoros y creí que al final de mis días esto era felicidad.
Sin embargo hoy desperté de esta quimera y naufrague entre olores de muerte pero entonces en el momento decisivo descubrí que fui feliz al menos una vez antes de partir y ese fue el día en que soñé que estaba viva.
Por Gabriela F. ©
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